EL COPRO-ART

Como teorizara Maslow el ser humano debe de satisfacer una serie de necesidades fisiológicas que recogía en la base de su pirámide: nutrición, respiración, descanso, etc. Aunque estas sean las más inmediatas no debemos dejar en el tintero otra que no está exenta de cierto tabú social, me refiero a la excreción. Sabemos que estos menesteres que nos permiten eliminar aquello que le sobra a nuestro organismo suponen en general cierto pudor si bien es cierto que existen algunas excepciones.

Desde la más tierna infancia somos educados en los buenos hábitos, nuestros progenitores nos enseñan, por citar algunos ejemplos, cómo hemos de cruzar la calle, sentarnos en una silla y cómo ejecutar  nuestras necesidades escatológicas. Algunos no parecen haber interiorizado este último procedimiento, así observo con un poco de desagrado y una infinita repugnancia los orines, o mejor dicho los purines sin faltar el respeto al ganado porcino, acolchando la tapa del inodoro en aseos de pública concurrencia, lo cual se torna aún más denigrante cuando los chispazos de urea se convierten en aguaceros o pestilentes charcos que ciertamente amenazan la integridad física y psíquica del osado que pretenda hacer sus necesidades.

Lástima que el individuo en cuestión no tuviera su psicomotricidad lo suficientemente desarrollada y que en su día hiciera oídos sordos a las reiteradas instrucciones maternas sobre micción, con toda seguridad que del mismo modo haría la vista gorda a esos programas infantiles que enseñaban a discernir “dentro y fuera”; el pobrecito sólo fue capaz de entender el último término.

No obstante, estas jóvenes promesas hoy convertidas en adulto, aunque visto su modus operandi temo que su edad biológica se estancara en los 2 años, demuestran unas aptitudes para el arte que ya hubiera deseado para sí el mismísimo Velázquez, me estoy refiriendo a ese nuevo estilo denominado “Copro-Art”. Con éste expresan lo que guardan en su interior (nunca mejor dicho), pero su fuente de inspiración sólo aflora cuando se encierran en sí mismos en la intimidad del wc. La cadena para ellos es discordante con su obra, un ente abstracto que podría difuminar su creatividad y en cierto modo su sello de identidad, pues recordemos que cualquier pintor anhela que su obra persista, sea inmortal y se transmita de generación en generación; ahora bien, tengo la certeza de que lo adherido en el retrete es su más vivo autorretrato, trazado con una técnica hiperrealista y motivo más que suficiente para que apareciera grabado en su documento de identidad, al menos sería una foto reciente que describiría fielmente la tez de este erudito del arte.

Esta gran habilidad tuya que hace temblar a los sanitarios considero que debe ser explotada por lo que sería interesante que la incluyeras en tu currículum vitae, además de que añadieras que eres autodidacta ya que tú solito te has bastado para su perfeccionamiento, eres dueño y señor del universo de las heces.

Por último, y esta vez en serio, no pretendo que se te suba a la cabeza y sueñes con trasladar tu obra a los museos más insignes de medio mundo, te recuerdo que tu insalubre pericia revienta al prójimo, a todos aquellos que cuando entran al aseo público tienen la esperanza de comprobar que el trabajo del servicio de limpieza no ha sido decapitado por energúmenos como tú; te ruego que te procures higiene en tus comportamientos y sepultes los autorretratos de “copro-art” de tu estilo de vida. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA PRIMERA VEZ

Opositor frustrae

HOLA, ¿HAY ALGUIEN AHÍ?